FRASES HECHAS...


PONER LAS MANOS EN EL FUEGO
La procedencia de este dicho, que se utiliza para manifestar el respaldo total a alguien o algo, se remonta a la época en la que se practicaba el llamado juicio de Dios. También conocida como Ordalía, ésta era una institución jurídica que dictaminaba, atendiendo a supuestos mandatos divinos, la inocencia o culpabilidad de una persona o una cosa, acusadas de quebrantar las normas establecidad o cometer un pecado. Esta costumbre pagana se ejecutaba de formas muy diversas. No obstante, casi todas consistían en pruebas de fuego (sujetar hierros candentes, introducir las manos en la lumbre); si la persona salía de la prueba con pocas quemaduras, significaba que Dios la consideraba inocente y, por lo tanto, no tenía que recibir ningún castigo.






 CAMISA DE 11 VARAS
 La frase surge en un ritual de adopción de un niño en la Edad Media. El padre adoptante debía meter al niño adoptado dentro de una manga muy holgada de una camisa de gran tamaño tejida al efecto, sacando al pequeño por la cabeza o cuello de la prenda. Una vez recuperado el niño, el padre le daba un fuerte beso en la frente como prueba de su paternidad aceptada. La vara (835,9 mm) era una barra de madera o metal que servía para medir cualquier cosa y la alusión a las once varas es para exagerar la dimensión de la camisa que, si bien era grande, no podía medir tanto como once varas (serían más de nueve metros). La expresión "meterse en camisa de once varas" se aplica para dar cuenta de la inconveniencia de complicarse sin necesidad la vida.


NO HAY TU TÍA  

Es una expresión que se emplea para recalcar que algo no tiene solución. Tiene su origen en un ungüento medicinal que en épocas pasadas se aplicaba como remedio para todos los males: la "atutía" o "tuthía". Mezcla de óxido de cinc y otras sales metálicas, la autía fue empezada a utilizar por los árabes con fines oftalmológicos. El dicho "no hay tu tía", derivación de "no hay atutía", se empleaba para indicar que una enfermedad no tenía remedio ni aplicando el citado preparado.

 


SI MAHOMA NO VA A LA MONTAÑA
Mahoma convenció a sus seguidores de que a una orden suya se le iba a acercar una montaña desde la cual predicaría. La muchedumbre se reunió; Mahoma llamó una y otra vez a la montaña y cuando ésta no se movió de su lugar, el profeta dijo sin abochornarse: "Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá a la montaña". Este texto no pertenece a ningún libro religioso ni procede de Oriente. Figura en los Ensayos de Sir Francis Bacon (1561-1626), filósofo inglés y canciller del reino, quien fue precursor del método experimental en la ciencia y uno de los más firmes adversarios del conocimiento dogmático y supersticioso de la Edad Medía. 

NO ES MOCO DE PAVO
Cuando queremos dar cierta importancia a un asunto cualquiera,  con frecuencia nos valemos de una comparación negativa y destacamos que eso "no es moco de pavo". El diccionario define  moco de pavo como "apéndice carnoso eréctil que el pavo tiene sobre el pico". Pero el dicho del título proviene de cuando se usaba reloj con cadena...
Ésta asomaba como una provocación para los ladrones, quienes  aprovechaban las aglomeraciones para desprender el reloj y dejar la cadena que lo sujetaba. Dado el público del que salían los  incautos (llamados "pavos" en la jerga del  delito), esas cadenas eran de escaso valor, de modo que se quedaban colgando como cuelga el moco del ave. Hoy, se usan relojes de pulsera, la expresión ha perdido toda conexión con su origen. Pero basta  escuchar que algo "no es moco de pavo"  para que en seguida todos entendamos que no nos están hablando de ninguna PAVADA.





COMO TURCO EN LA NEBLINA
La frase es producto de una serie de cambios y derivaciones que comienzan cuando en España se llamó turca a la borrachera. La razón tiene toques de humor. Al vino puro, sin añadido de agua, se lo denominaba tanto vino moro corno vino turco, por no estar "bautizado".
En consecuencia, las mamúas tomaron el nombre de turcas. De allí viene la primera parte de la expresión en su forma original: "agarrarse una turca". Lo que sigue se debe exclusivamente a la picardía criolla. ¿Quién puede hallarse más confundido que un borracho que se pierde en la niebla? El pasaje de con la turca al actual como turco lo realizó espontáneamente el uso popular. Y así el turco entró en el dicho y en la neblina, dando lugar a una pintoresca expresión que vale para cualquiera que ande muy desorientado. Por más sobrio que esté.


EL PERRO ES EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE
La frase "el perro es el mejor amigo del hombre" fue dicha por primera vez por un abogado.
A pesar de que pueda creerse que la frase "el perro es el mejor amigo del hombre" es una creencia popular, no es así, fue pronunciada por primera vez por el abogado George Graham Vest, en estados unidos. La historia de esta frase es la siguiente:

Charles Burden, poseedor de un galgo llamado Old Drum, descubrió que su perro había sido asesinado. Averiguó que lo había matado su vecino a sangre fría, no en defensa propia y decidió denunciar el hecho. Su abogado, Geroge Graham Vest, pronunció el siguiente discurso en el juicio:

Caballeros del jurado: El mejor amigo que un hombre pueda tener, podrá volverse en su contra y convertirse en su enemigo. Su propio hijo o hija, a quienes crió con amor y atenciones infinitas, pueden demostrarle ingratitud. Aquellos que están mas cerca de nuestro corazón, aquellos a quienes confiamos nuestra felicidad y buen nombre, pueden convertirse en traidores.
El dinero que un hombre pueda tener también podrá perderlo, se volará en el momento que más lo necesite.
La reputación de un hombre quedará sacrificada por un momento de locura o debilidad.
Las personas están dispuestas a caer de rodillas para honrar nuestros éxitos, serán los que arrojen la primera piedra, cuando el fracaso coloque nubes sobre nuestro porvenir.
El único, absoluto y mejor amigo que tiene el hombre en este mundo egoísta, el único que no lo va a traicionar o negar, es su PERRO.
Caballeros del jurado, el perro de un hombre está a su lado en la prosperidad y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad. Dormirá en el frío piso donde sopla el viento y cae la nieve, sólo para estar junto a su amo.
Besará la mano que no tenga comida para ofrecerle, lamerá las heridas y amarguras que produce el enfrentamiento con el áspero mundo.
Si la desgracia deja a su amo sin hogar y amigos, el confiado perro solo pide el privilegio de acompañar a su amo para defenderlo contra todos sus enemigos.
Y cuando llega el último acto, y la muerte hace su aparición y el cuerpo es enterrado en la fría tierra, no importa que todos los amigos hayan partido. Allí junto a la tumba, se quedará el noble animal, su cabeza entre sus patas, los ojos tristes pero abiertos y alertas, noble y sincero, mas allá de la muerte.
La sala se llenó en un profundo silencio y algunos incluso se echaron a llorar, emocionados. El vecino y asesino del perro, Leónidas Hornsby, fue multado con 550 dólares.